Ensayo de Opinión – Economía ilícita

Inter – American Defense College
Javier Navarro Ortiz
2021

UNA LUCHA PERDIDA QUE REQUIERE DE UN CAMBIO RADICAL

Hace más de un siglo la principal preocupación era la comercialización y consumo de alcohol, se le atribuían los diferentes males de la sociedad. No obstante, como lo indicó la Doctora Reyes, después de tantas estrategias fallidas para atacar el comercio ilegal fue necesario su legalización con los resultados que todos ya conocemos desde la perspectiva económica. En orden cronológico esto mismo sucedió con el tabaco.

El comercio de narcóticos convirtió a los Estados Unidos en la figura dominante de las políticas de control de drogas y en el mayor consumidor del mundo. A partir de un análisis económico, este mercado ilegal de drogas permitió al narcotráfico convertirse en una de las actividades criminales más lucrativas y perseguidas en el mundo.[1] Pero, hasta ahora con resultados poco satisfactorios y con muchas críticas frente a su eficacia. Desde 1912 se le atribuye ser la causa de grandes problemas sociales con afectación e impacto en la economía. Entonces valdría la pena creer en los economistas frente a este panorama y plantear una postura que incite a su legalización para romper el paradigma y lo sustentaré desde tres perspectivas, la primera, desde los productores (oferta), la segunda, desde la problemática adjunta y la tercera, desde los consumidores (demanda). 

La perspectiva de los productores, un negocio de gran rentabilidad: La producción, el tráfico y uso ilícito de drogas ha rebasado las diversas políticas de control estatal. En este sentido, cualquier tentativa en el control en la oferta y la demanda tanto por países productores como consumidores es burlada por el impacto económico que genera el narcotráfico. Según Brombacher, son atractivos colectivos irresistibles.[2] En este mismo sentido, la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos plantea que el elevado precio de los estupefacientes debe ser considerado como uno de los factores más difíciles de combatir en los países productores.[3] La oferta es atractiva si el precio es elevado, esto es lo que estamos provocando con esa persecución al productor, sumado en ocasiones a la escasez en el mercado. En síntesis, el comercio a gran escala se desplaza en favor de los países productores y las fuerzas del mercado global se ven inducidas por una demanda inelástica.

De acuerdo a lo anterior, Sarmiento expone que los narcóticos producen externalidades al reprimir la oferta.[4] En este sentido, los países consumidores aplican medidas para impedir su entrada y presionan a los países productores para combatir su fabricación y tráfico. Esta situación permite un desequilibrio entre la oferta y la demanda, generando el incremento del precio. Acorde a lo anterior, se observa que las políticas creadas para combatir el tráfico no han sido suficientes ni adecuadas. Por lo tanto, se debe pensar en su legalización y así desestimular el incentivo económico volviendo el negocio menos rentable, limitando su poder corruptor sacándolo de la clandestinidad; paralelamente impactar y minimizar los delitos conexos derivados de esta actividad ilícita.

La perspectiva de la problemática adjunta, corrupción y poder: Becker et al, declaran que es imperativo reconocer que la lucha contra el tráfico de drogas solo aumenta el consumo y ocasiona altos costos y daños en los sectores más vulnerables, los cuales siguen siendo criminalizados, victimizados y excluidos, generando una sensación de impotencia frente al incremento de la demanda.[5] Además, mencionan que es difícil ganar la guerra contra las drogas dado que su poder financiero corrompe gobiernos e instituciones y frustra la reducción de la oferta.[6] El Estado debe liberar los recursos de la persecución y reorientarlos a la prevención, salud y educación; y así reducir la violencia y el crimen derivados de las disputas territoriales; igualmente permitir que los organismos de seguridad se centren en su labor primaria y objeto misional. 

Por esta razón, un análisis del alcance del narcotráfico, nos permitirá crear soluciones integrales para enfrentar este flagelo como un problema mundial de salud pública[7]. Porque hasta hoy, las estratégicas de los delincuentes han evidenciado que los resultados de las acciones de represión no los afecta. Estamos combatiendo complejas redes con configuraciones piramidales en las que la supresión de cualquier escala del orden no es suficiente para desarticularlas. 

Por esto, Beltrán y Salcedo-Albarán explican que en Colombia la presencia de los entornos creados por las economías emergentes han sido cruciales en el desarrollo del narcotráfico[8] y se apoyan en mano de obra entrenada para el control de territorios; asimismo, los altos niveles de corrupción ha permitido una ineficaz administración de justicia y las grandes estructuras criminales protegen sus territorios, rutas y recursos económicos.

La perspectiva de los consumidores, una oportunidad para ganar: El panorama actual ofrece un retrato del alcance del consumo de drogas, los altísimos precios en el mercado mundial son un testimonio real de la demanda y un factor contraproducente de las políticas represivas y prohibicionistas, que demuestran que tantos años de ardua lucha han sido en vano. El encarcelamiento no es la solución hay que regular el consumo y darles tratamiento adecuado a los adictos.

Desde mi perspectiva, urge cambiar el esquema de persecución del consumo y levar anclas en procura de tratar los drogodependientes a través del sistema de salud pública y orientar esfuerzos en prevención y educación que minimice las posibilidades de caer en estas redes. Esta debe ser la mejor estrategia para reducir la demanda, sumándome al interrogante planteado por Ruiz ¿puede el gobierno incentivar el incremento del PIB nacional a través de la legalización de las drogas y la despenalización del consumo?[9]

De la misma forma, Medina et al, han reconocido que el abuso de drogas constituye un problema global que requiere de la cooperación internacional para crear soluciones globales[10]; porque la alta demanda fracturó las fronteras y abrió una oportunidad para que los criminales ganen.

Concluyendo: La historia nos ha demostrado la necesidad de plantear la legalización de las drogas desde una perspectiva económica y romper la cadena de la oferta y la demanda. Asimismo, extirpar los tentáculos y capacidad corruptora del narcotráfico. Debemos cambiar el esquema punitivo al consumo y adoptar uno de salud pública, con esfuerzos supremos en prevención y educación que desestimulen la demanda. Además, no podemos ignorar el estrecho vínculo que se ha desarrollado entre las drogas, el desarrollo económico y los conflictos territoriales. Quienes se oponen a la legalización estarían favoreciendo a los narcotraficantes; los Estados deben implementar políticas antidrogas que les permita ir más allá de las estrategias tradicionales que a la fecha han sido infructuosas, siendo Estados Unidos como líder en esta materia el abanderado en romper el paradigma y tomar este giro radical hacia la legalización e influenciar en los demás países.


[1] Reyes Salarichs, “Citación Académica” (presentación, Economía Ilícita, Washington DC, tercera sesión, 2 de marzo de 2021.

[2] Daniel Brombacher, «El control de la oferta en la lucha antidrogas, ¿a quién le sirve?», Programa de Cooperación en Seguridad Regional, no. 28 (Junio 2010): 12.

[3] U.S. Drug Enforcement Administration, “Drug Enforcement Administration 2020 National Drug Threat Assessment”, accedido el 18 de marzo de 2021. http://www.justice.gov/dea/pubs/pressrel/pr121108_PPGcocaine_05to08 graph111408with%20box.pdf.  

[4]  Eduardo Sarmiento Palacio, “Economía del Narcotráfico”, Revista Desarrollo Y Sociedad no. 26 (julio 1990):14-28 accedido el 18 de marzo de 2021 https://revistas.uniandes.edu.co/doi/pdf/10.13043/dys.26.1.

[5] Gary S. Becker, Kevin M. Murphy y Michael Grossman, «El mercado de bienes ilegales», Revista de Economía Institucional, 8, no. 15, (segundo semestre 2006): 17-42, Accedido el 18 de marzo de 2021, https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/ecoins/article/view/44.

[6] Becker, Murphy, y Grossman, 41.

[7] Organización Mundial de la Salud, «La dimensión de salud pública del problema mundial de las drogas l», Consejo Ejecutivo Informe de la Secretaría  (28 de noviembre de 2016): 1-7. accedido el 18 de marzo de 2021. https://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/EB140/B140_29-sp.pdf.

[8] Isaac Beltrán y Eduardo Salcedo-Albarán, “Entornos generosos para el crimen: Análisis del narcotráfico en Colombia”, Borrador de Método, no 49, (agosto 15 de 2007):1-21, accedido el 18 de marzo de 2021 https://www.researchgate.net/publication/4829585_Entornos_generosos_para_el_crimen_Analisis_del_narcotrafico_en_Colombia/link/5bdc87ba299bf1124fb55dcf/download.

[9] Daniela Ruiz Zuleta, «¿Economía y drogas?» El Mundo, 28 septiembre de 2019 accedido el 18 de marzo de 2021, https://www.elmundo.com/noticia/-Economia-y-drogas-/377705 .

[10] María Elena Medina-Mora, Estela Rojas Guiot, “La demanda de drogas: México en la perspectiva internacional” Salud Mental 26, no. 2, (abril 2003): 11 accedido el 18 de marzo de 2021 https://www.medigraphic.com/pdfs/salmen/sam-2003/sam032a.pdf .

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