Inter – American Defense College
Javier Navarro Ortiz
2020
Esta reseña critica analizará el planteamiento de Richard N. Haass referente a la “la era de la no polaridad, rasgo principal de las relaciones internacionales del siglo XXI”,[1] frente a la tesis difiero parcialmente en el sentido que la uni-multipolaridad es la característica que rige las relaciones internacionales actuales, dadas las condiciones políticas, culturales, económicas y militares; se evidencia aunque las políticas de los Estados Unidos parcialmente mantienen el equilibrio de poder global otros Estados y organizaciones la secundan.
En el ánimo de instaurar las razones de mi aseveración, he seleccionado tres postulados de Haass. El primero, un orden mundial más nuevo; el segundo, un adiós a la unipolaridad; por último, la no tan solitaria superpotencia. Para este efecto, validaré mi posición en dos criterios de análisis. El primero, el alcance en función de la influencia de los actores en estudio frente al contexto global, regional o local y el segundo, la utilidad de implementar medidas que promuevan el cambio o mantenimiento de las posiciones de poder en el orden mundial.
Mi primer postulado está ligado al planteamiento de un orden mundial más nuevo, amparado en la construcción de un régimen mundial no polarizado, donde el poder norteamericano es puesto a prueba.[2] El mundo avanza en dirección a la multipolaridad, en esa dirección algunos Estados intentan jugar un papel transcendental gracias al poder financiero. No obstante, los Estados Unidos ha desplegado su supremacía global de seguir influenciando la política internacional. Pese a la realidad, Huntingtonplantea un sistema híbrido «uni-multipolar”, ubicándolo a los Estados Unidos en un sitio de privilegio donde puede promover sus intereses sin obstáculos. [3] Al respecto considero, que son varios los países que intentan cambiar el orden sin lograrlo y han despertado en la gran potencia un mayor impulso para sostenerse.
En este orden de ideas, Nye describe su forma de ver el poder en un patrón de ajedrez tridimensional.[4] Sus planteamientos se alinean con Haass al identificar un gran número de actores legales e ilegales en la escala inferior de su modelo. Sin embargo, no influyen en el orden del poder global. En la segunda escala del poder económico, presenta un escenario multipolar donde el orden liberal generado por los Estados Unidos le permite una influencia y predominio relativo y en cierto modo compartido con otras potencias, estados y organizaciones. En la escala superior, muestra una perspectiva más optimista y lo posiciona, como lo indica su estrategia militar nacional,[5] en una posición de unipolaridad hegemónica en la medida que es el único país con la capacidad militar de alcance global.
Sin embargo, y pese a los resultados, Ikenberry lanza una crítica a la postura Norteamericana en términos de geopolítica, a la vez que establece un evidente declive en varios escenarios, aun así, con sus deficiencias “su poder no tiene rival”.[6] Una demostración de lo dicho, se dio en el 2013 entre China y Rusia, ambas naciones firmaron un pacto de colaboración, entre los que incluye apoyo militar.[7] En lugar de minimizarse el impacto, se ha hecho visible la expansión China y Rusia en variados escenarios. Sin embargo, Ikenberry afirma, que “la rivalidad tiene lugar en un campo de juego muy desigual: Estados Unidos tiene la mayoría de los amigos y también los más capaces”.[8]
En definitiva, debo expresar que estoy en desacuerdo con el primer postulado de Haass, porque tales diferencias no reflejan el orden mundial que impera en el siglo XXI. Si bien es cierto, hoy se pretende enmarcar en procesos de mundialización derivados de las políticas neoliberales; por tal razón, las directrices se orientan hacia las mejoras tecnológicas y de interrelación; sin descartar la importancia del movimiento bancario; es decir, se sigue aferrados a viejas formas de gobierno y control. Por lo tanto, resulta oportuno preguntar, ¿es posible fundar un orden mundial desconociendo el papel preponderante de los Estados Unidos?
En mi segundo postulado adiós a la unipolaridad,[9] la postura de Haass guarda relación con lo planteado por Morgenthau, al aducir que el poder no estaría en todos los actores; si bien, hay esferas económicas, sociales, religiosas, “la política es una esfera autónoma de acción”.[10] Pero sería un poco pretencioso pensar que la política de EEUU es la que ha hecho que existan otros polos con poder, cuando hay otros estados con soberanía y otros centros de influencia que no han sido tenidos en cuenta. En fin, el polo liderado por Norte América está definido, lo que aún no está clarificado cuáles son los otros polos que configura la multipolaridad y lo que puede causar más escozor es saber cómo estarán establecidas las diplomacias en este nuevo sistema de relaciones internacionales.[11]
Al respecto, Valdés intenta asociar a la globalización con la desterritorialización; este aspecto cambia la forma de relacionamiento entre los Estados, sus asociados y los organismos internacionales. Asimismo, aduce que el concepto de soberanía se ha visto afectado y como efecto colateral, la posibilidad de ejercer controles se disuelve, siendo esta, la oportunidad para que otros actores se beneficien de la brecha legal y generar centros de poder sin los controles estatales,[12] lo cual ratifica el argumento de Haass.
En este sentido, Deustua, identifica y cita a Krasner para explicar el fenómeno de la globalización, no cuestionando al poder y su distribución entre los actores sean estos estatales o no estatales, sino, en la pérdida de capacidad del orden internacional y de los Estados soberanos para regular las relaciones e interacciones de múltiples agentes en el mercado.[13] Considera que esta pérdida de capacidad, de nuevo es aprovechada por todo tipo de actores privados o criminales trasnacionales, quienes incrementan ostensiblemente sus beneficios económicos y permean otros contextos. Asimismo, Haass afirma que “Cada vez es más evidente que ser un Estado más fuerte ya no significa tener un cuasimonopolio del poder”. [14]
Finalmente, y partiendo de lo antes dicho, considero que la perspectiva de Haass es correcta, por ello, intento afirmar que la globalización es un fenómeno que favorece la ronda del poder y en mayor o menor medida sirve para reposicionar los actores en la escena global y a lo mejor, debamos decir adiós a la unipolaridad no sin antes preguntarnos, ¿la Unión Europea seguirá siendo un polo y por efecto de la crisis económica y social se mantendrá o se desintegrará? ¿el polo China o Rusia-China si estará en condiciones de dominar el planeta? ¿el fortalecimiento del polo Rusia afectará el orden mundial? ¿Podrá Brasil consolidarse en el bloque sudamericano?
En mi tercer postulado abordo la idea de la no tan solitaria superpotencia;[15] desde el postulado anterior, Haass plantea el deterioro del Sistema Internacional, porque los actores estatales y no estatales han generado resistencia y dudas a la falta de legitimidad de los Estados Unidos, en sus acciones unilaterales bajo la política de “están con nosotros o contra nosotros” [16] y para controvertir esta tendencia, plantea que debe darse una verdadera relevancia al multilateralismo.
Ante esta consideración, Fuentes y Pellicer identifican una perspectiva utilitarista y soberana China del multilateralismo, al considerarlo una forma de relacionamiento en lo económico, con un carácter cooperativo – preventivo en lo militar y en su diplomacia utilizan de manera específica una característica que apoya y a la vez debilita su posicionamiento en el contexto global, que es solo entablar diálogos con gobiernos no con organizaciones y no admite cuestionamientos a su modelo social y de desarrollo, de esta manera buscan crear influencia geopolítica como contrapeso al poder norteamericano.[17] Pero además, hay posiciones que critican a quienes no ven la utilidad del multilateralismo. Entre este grupo de personajes, sobresale O.Keohane quien cuestiona a Robert Kagan y Robert Lieber, quienes desdeñan las organizaciones multilaterales y sus logros, por considerar que afectan la soberanía y muestra una posición de declive en la imagen de su hegemonía.[18] Temas que deben tratarse con prudencia.
De igual manera, Kaye critica la posición política del Senado, el cual debilita la credibilidad y compromiso internacional al no ratificar acuerdos y tratados con la Corte Penal Internacional, al desconocer el Protocolo de Kioto o limitar al presidente para obtener el permiso para ordenar futuros ataques contra Irán. Lo cual evidencia que a pesar de las estrategias de multilateralismo sigiloso que utiliza la oficina Oval, no son suficientes para rebajar la resistencia y pérdida de influencia global en aspectos clave y permitir que se posicionen y mejoren espacios multipolares desde una perspectiva política, económica y ambiental.[19]
En este sentido, Méndez Gutiérrez plantea un triple proceso surgido en la era post-soviética, el cual debilitó el perfil norteamericano. Primero, por la pobreza y las desigualdades que crecieron exponencialmente fruto de una mala concepción socialista. Segundo, por las migraciones, que son y serán un factor de desequilibrio regional y global; y tercero, por la brecha tecnológica que sigue en aumento entre las sociedades del conocimiento y el consumo. [20]
Ante lo anterior, coincido con los autores en la necesidad y utilidad del multilateralismo para el logro de objetivos regionales y globales y considero que deben tener mayor peso argumentativo para ser implementados y desarrollados por los Estados Unidos, lo que supondría otro escenario para el fomento de la cooperación y mantener la estabilidad y unidad y así hacer frente a potencias y otros actores estatales y no estatales. En verdad, sería válido cuestionarnos si la política exterior de los Estados Unidos tiene la intención de permitir que nazca una superpotencia que compita con su poder.
Termino diciendo, es difícil dejar de explorar la verdad sobre las políticas de cooperación internacional, lo cual se hace evidente en un pacto soterrado que pretende mantener un orden mundial multipolar. Con base en los argumentos de los autores analizados, lo visto en clase, lo percibido en medios de comunicación, infiero que existe un modelo uni-multipolar que busca que los Estados Unidos siga liderando el orden mundial, lo hago amparado en la evidencia de su poder militar, económico y político que posee un alcance e influencia global y coadyuva al equilibrio.
Además, urge reconocer que se deben asumir desafíos para enfrentar y salir avante de esta metamorfosis del poder global; se deben alivianar las cargas del discurso y quien deba liderar la diplomacia mundial haga énfasis en una equidad económica y evitar la división social. De esta manera, sería posible suavizar las problemáticas geopolíticas.
En este sentido, debemos recapacitar y entender que la globalización dejó de favorecer la distribución de poder, y ahora permite reposicionar otros actores en la escena global, principalmente en lo económico; un ejemplo son las potencias asiáticas que están cobrando importancia y ganando terreno. Por lo tanto, es preciso recordar que el multilateralismo no solo debe ser considerado una herramienta para confrontar al mundo no polar, sino un insumo para contrapesar la unipolaridad y así, dejar de lado la conceptualización de quienes intentan privar a los Estados Unidos del papel de líder mundial y lo encajan en un escenario complejo lleno de conflictos. Debemos reconocer que hoy la única superpotencia es Norteamérica; pero, no significa unipolaridad; sino, que otros países no parecen estar dispuestos asumir un rol importante con la intención de promover un orden mundial.
Notas
[1] Richard N. Haass, “La era de la no polaridad. Lo que seguirá al dominio de Estados Unidos”, Foreign Affairs Latinoamérica 3, No. 8 (Fall 2008), 66-77
[2] Haass,67.
[3] Samuel P. Huntington, “La superpotencia solitaria” Foreign Affairs 78, No. 2 (marzo – abril 1999), Accedido el 10 de octubre de 2020. https://www.foreignaffairs.com/articles/united-states/1999-03-01/lonely-superpower
[4] Joseph S Nye Jr, “El future del poder estodounidense, Dominio y declive en perspectiva”, Foreign Affairs 89, Nro. 6 (noviembre-diciembre 2010), 3. Accedido el 10 de octubre de 2020. https://www.foreignaffairs.com/articles/2010-11-01/future-american-power.
[5] The United States, “The National Military Strategy of the United States of América: A Strategy for Today; A Visión for Tomorrow”, traducida por el CID como “La Estrategia Militar Nacional de los Estados Unidos de América: Una Estrategia para Hoy; Una Visión para Mañana” (Washington, DC: Joint Chiefs of Staff, 2004), Pág. 7.
[6] G. John Ikenberry, “La Ilusión de la Geopolítica, El poder duradero del orden liberal», Foreign Affairs 93, Nro. 3. (mayo – junio 2014), Pág. 56-68. Accedido el 10 de octubre de 2020. https://www.foreignaffairs.com/articles/china/2014-04-17/illusion-geopolitics
[7] Santiago Orozco Carmona, “Actores, estructura y proceso del orden Político Internacional contemporáneo”, Analecta Política, (enero-junio 2014): 116.
[8] Ikenberry, 87.
[9] Haass,69.
[10] Hans J Morgenthau, «Una teoria realista de la politica internacional» en Política entre las naciones: la lucha por el poder y la paz, 6a ed. revisada por Kenneth W. Thompson (Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1986), 11-26.
[11] Esther Barbé, Relaciones Internacionales, 3ª ed., Tecnos, Madrid, 2007, pp. 56-72
[12] José Luis Valdés Ugalde. “Globalización vs Soberanía: gobernanza, guerra o progreso y orden mundial”, Science Direct Norteamérica 10, (Julio-Diciembre de 2015), 8. Accedido el 10 de octubre de 2020. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1870355016300192
[13] Alejandro Deustua. “La polaridad en el Sistema Internacional”. Contexto.org. (Mayo de 2005). Pág. 2. Accedido el 10 de octubre de 2020. https://www.contexto.org/pdfs/POLARIDADadc.pdf
[14] Haass, 72.
[15] Haass, 76.
[16] Haass, 76.
[17] Francisco J. Fuentes Gil y Joaquín M. Pellicer Balsalobre, “China, otra visión”, Instituto Español de Estudios Estratégicos (no. 2 abril-junio 2016), Pág. 463-465. Accedido el 10 de octubre de 2020. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5998261
[18] Robert O.Keohane, “Hegemonía y después, Conocimientos e incógnitas en el debate sobre el declive”, Foreign Affairs 91, No. 4. (julio-agosto 2012), Pág. 114-118. Accedido el 10 de octubre de 2020. https://www.foreignaffairs.com/reviews/review-essay/hegemony-and-after
[19] David Kaye, “Multilateralismo sigiloso, Política exterior de Estados Unidos sin tratados, o el Senado”, Foreign Affairs 92, No. 5. (septiembre – octubre 2013), Pág. 113-124. Accedido el 10 de octubre de 2020. https://www.foreignaffairs.com/articles/united -states/2013-08-12/stealth-multilateralism
[20] Ricardo, Méndez, Gutiérrez “El Nuevo Mapa Geopolítico del Mundo”. (Valencia: Tirant Lo
Blanch, 2011).